¡Basta de insultos y pasivismos!

 

Desde que llegué a Sevilla en 1971, el manifiesto desprecio catalán hacia Andalucía, lo andaluz y los andaluces y demás murcianos ha sido una constancia. ¿Porqué nos sorprenden tanto los insultos pseudo-intelectuales y racistas que salen de esta gente desde siempre? ¡El odio hacia las tierras al sur del Ebro no es nuevo a nuestro oído! Esta falsa antropología que pretende documentar las evidencias de una patria para su supuesta nacionalidad que son quimeras o espejismos en el desierto de los simulacros imaginativos de fanáticos que inventan lo que no pueden probar. Dudo que La immigració, Problema i esperanca de Cataluya (Barcelona, 1976) cuyo autor es el ex-honorable sea lectura obligatoria en los colegís e instituts de las tierras al norte del Ebro. Este libro es un puro vomitivo de odios concentrados y orgullo racista ciego del fanatismo catalá. Sus comentarios sobre el andaluz suenan al Herr cuando hablaba de los polacos o judíos. Por mi parte, estoy ofendido. En defensa de la dignidad de estas tierras y sus gentes he decidido darle al catalanismo fanático donde más le duele: en el bolsillo donde la peseta suena. No compraré ni un producto  ni servicios suyos. Si no merecemos sus respeto más elemental, que no me vengan sus mercaderes con sus bienes. ¿Porqué callarme ante un presidente que nos llama hienas? Este miserable que aspira a encabezar el gobierno de esa republica es la continuación de voces ofensivas como la de Jordi Pujols quien habla en su libro de la mentalidad destituta del anárquico andaluz cuyo dominio significaría la destrucción de la civilización. ¡No! ¡Basta ya!

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